Por Carlos Reyna
Estuve en Arequipa, en conversaciones organizadas por el Colectivo Sur, un grupo de jóvenes socialistas de la Universidad San Agustín. Estudiosos, creativos, alegres, como suele ser la juventud comprometida con la justicia social. Saben nuestra historia, por eso rechazan al violentismo. Sin embargo, la protesta nacional de estos días les parece justa. Por eso también se sumarán a ella.
En Arequipa la protesta es más radical que en otras partes del país. La Coordinadora Popular ha convocado a un paro general de 48 horas. Tienen demandas regionales, sociales y políticas. Figura no solamente la salida del gabinete, sino la del propio presidente García. El paro, además, es preventivo. Se anuncia una huelga indefinida si no se atienden los reclamos. Los jóvenes del Colectivo Sur prevén que el paro será fuerte. Dicen que las posibilidades para un paro indefinido no están del todo claras.
Escuchando a las radios de la ciudad, la opinión de la gente, incluso de los taxistas, parece a favor del paro en su mayoría. Lo que pasa es que, como en otras partes, hay compromisos postergados, demandas desatendidas y rechazo a los modos del gobierno.
Compromisos postergados como aquel entre la minera Cerro Verde, el gobierno y las organizaciones sociales, para obras de tratamiento de agua, forestación y otras. Protestas no atendidas como la de pobladores del puerto de Quilca, que se oponen a una fábrica harinera por sus efectos ambientales. O como la de los transportistas en contra de las multas draconianas del Ministerio de Transportes.
El amplio rechazo a la forma de gobernar ya se ha hecho evidente en la protesta del 11 de junio a propósito de los sucesos de Bagua. Las manifestaciones de entonces en Arequipa están entre las más grandes que se recuerdan. La tesis del presidente García respecto a que su gobierno sufre el ataque de una conspiración internacional no hace más que multiplicar su desprestigio.
El descontento político se expresa hasta en los propios apristas arequipeños. La revista El Búho cuenta que el nuevo secretario regional del APRA, Antonio Gamero, en su juramentación, enrostró a Jorge del Castillo y Javier Velásquez Quesquén la desatención del gobierno con el Sur. Demandó que el partido se descentralice. Como en otras partes, por cierto, hay hondas divisiones que dividen al aprismo arequipeño.
En la región Arequipa, en la primera vuelta del 2006, Alan García obtuvo apenas el 15 % de los votos válidos. En la segunda vuelta, pese al apoyo de la derecha, García solo sacó la mitad de su contendor. El Presidente debió poner especial atención a esos datos. Ahora parece demasiado tarde.
Al partir, a la luz del ocaso, veo al Misti ya sin nieves. El calentamiento es global, se nota en la tierra de Melgar y en la serena rebeldía del Colectivo Sur.
lunes, 6 de julio de 2009
El movimiento popular en el Sur del Peru
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