CAMBIO Y UNIDAD
Por: Javier Diez Canseco
Una característica negativa de las izquierdas peruanas ha sido su tendencia a poner por delante lo que las divide y diferencia y no lo que las une. Muchos nos creímos –en nuestras capillas– dueños de “la ciencia”, el marxismo o socialismo científico y, por lo tanto, dueños de la verdad. Así, los “otros” resultaron muchas veces “compañeros de ruta”. No se abrieron procesos unitarios sólidos, menos aún la idea de construir un solo partido capaz de alcanzar el gobierno y el poder.
IU, nacida hace 29 años en el marco de fuertes luchas sociales y de una gran presión popular por la unidad para el cambio y la justicia social, no logró escapar de los designios y la influencia letal de esta tendencia al hegemonismo y la “camiseta propia”. Tampoco escapó a la tendencia al caudillismo que ha marcado la historia peruana y, lamentablemente, está hoy más fuerte que nunca en la política nacional ante la crisis de los sistemas de representación y de los partidos políticos. Ese caudillismo también marcó a las izquierdas.
Aunque el brutal impacto del terror de SL y la infame campaña de la derecha y su prensa de “senderizar” a la izquierda e imputarle responsabilidad de los crímenes de lesa humanidad del senderismo para frenar la denuncia de los crímenes del Estado en aplicación de la política antisubversiva golpearon a IU, el sectarismo y el hegemonismo constituyeron errores que contribuyeron a destruir fuerzas como IU que tenían grandes oportunidades de abrir las puertas al cambio al país. Aun en las épocas de prédica y construcción de espacios de unidad política, persistieron expresiones de división en el frente político, de hegemonismo e instrumentalización del frente social y de falta de renovación, que constituyeron causas de la derrota de una de las experiencias políticas unitarias más importantes de AL.
Hoy vientos de cambio soplan en A. Latina y Andina. Una amplia mayoría de peruanos siente agotada la legitimidad del régimen político –corrupto y ajeno al control y la participación de la gente– y vive la exclusión de un régimen económico que solo sirve a los ricos y margina de derechos elementales a los más pobres del campo y la ciudad, evidenciando una reiterada demanda de cambios, pero el sectarismo, el hegemonismo y el caudillismo vuelven a amenazar.
No son las izquierdas de los 70 las que hoy ocupan el escenario central de las fuerzas del cambio, aunque lo acompañan. Son nuevos actores. Probablemente tres: el nacionalismo que lidera Ollanta Humala; la expresión de los movimientos medioambientalistas enfrentados a las secuelas de una economía primario exportadora en manos de grandes transnacionales, que lidera Marco Arana; y los movimientos indígenas, especialmente amazónicos, que han desarrollado una extraordinaria lucha, bajo el liderazgo de Alberto Pizango.
¿Las dividen visiones distintas sobre el Perú? ¿No aspiran a una nueva democracia –representativa, participativa y comunitaria–, al auténtico control ciudadano y popular, la transparencia y acabar con la corrupción generalizada que sufrimos? ¿No postulan todas reconocernos como un país multiétnico, pluricultural, con nacionalidades diversas con derechos fundamentales? ¿No plantean acabar con el modelo neoliberal primario exportador y bajo control de transnacionales para poner la economía al servicio de la gente y los recursos naturales al servicio del Perú descentralizado y compatible con sus ecosistemas? ¿No proponen que el Estado garantice derechos fundamentales a la gente –salud, educación, trabajo, saneamiento– y a los trabajadores? ¿No aspiran a la unidad latinoamericana por el cambio?
Entonces, ¿qué los divide? ¿Qué les impide unirse en un proceso que permita a la gente optar por la mejor candidatura en un proceso de elecciones primarias y dar una lección de grandeza y de respeto a la voluntad popular? La unidad es condición para el cambio, aunque no es suficiente. Sin ella, no habrá cambio.
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-despues del tours por el museo ahora los comentarios: -militantes-
Nótese que JDC pone de costado a la izquierda "histórica" y reconoce a los nuevos actores políticos, con realismo. Dirán que no le queda otra, pero también es verdad que es señal de que –algunos “historicos”- evalúan las cosas de otra manera. ¿Recogerán, asumirán las banderas que hoy es necesario levantar? –van a levantar las banderas, pero no es suficiente para ganarse la confianza de la población, que ya sabe como administran sus casas-
Las ideas propuestas por JDC son correctas a lo que delinea como los puntos de unidad, mas no en cuanto a los protagonistas de esa unidad. La izquierda sobreviviente está más preocupada en ver como se cuelga del comandante (Ollanta) y no ha hecho un mínimo esfuerzo por renovarse ni programáticamente, ni en sus métodos y menos en sus liderazgos. A ello se suma que está en proceso de franca decadencia frente a nuevas fuerzas que surgen en el escenario del campo popular, que se expresan en el apoyo al nacionalismo, los movimientos indígenas y la emergencia de Tierra y Libertad.
Lo que predomina en la “histórica Izquierda” son lecturas "marxistas" de las más esquemáticas que sirven para justificar su marginalidad. El gran drama de las izquierdas "históricas" es que sus métodos impositivos al interior de ellos, se contradice al presentarse como una alternativa de democracia política, económica y social. Sus limitaciones de democracia interna, la imposición de las cupulas las justifican bajo el manto de ”centralismo democratico”, si existen muestras de cambios en las izquierdas ”históricas” saldrán de su marginalidad de 1%, si existen muestras de cambios entonces tendremos a una izquierda que sume a la unidad mas amplia.
Si en este momento las izquierdas “históricas” no son alternativa es responsabilidad de ellos, si hoy tenemos nuevos actores en el campo popular es porque no todos tenían que seguir a pie juntillas las imposiciones de las cupulas “históricas”.
---- Vale la reflexión y la autocrítica.
Pero hay un par de respuestas fáciles a las preguntas que lanza JDC:
1.Pregunta JDC: ¿No aspiran a una nueva democracia –representativa, participativa y comunitaria–, al auténtico control ciudadano y popular, la transparencia y acabar con la corrupción generalizada que sufrimos?
La práctica de Olanta Humala indica que No, que él No aspira a eso. ¿Hay democracia en el PNP? No, no practican la elección de dirigentes y candidatos. ¿Hay transparencia en sus cuentas? No.
2.Pregunta JDC: ¿Qué les impide unirse en un proceso que permita a la gente optar por la mejor candidatura en un proceso de elecciones primarias y dar una lección de grandeza y de respeto a la voluntad popular?
Que Ollanta no está dispuesto a esas elecciones primarias.
La Unidad requiere que las ideas sean comunes, pero también que haya CONSECUENCIA con esas ideas.
En Tierra y Libertad tenemos como principio HACER LO QUE DECIMOS Y PROPONEMOS.
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Frente a ello asumimos avanzar en la construcción de Tierra y Libertad como un referente político profundamente democrático, vamos camino a nuestro Congreso Nacional a realizarse en el mes de Abril del 2010.